Este queso creado por un monje cisterciense en la abadía de Chiaravalle en el siglo XII se ha convertido en el queso con Denominación de Origen Protegida más vendido del mundo. Muy parecido al parmesano, pero con menor curación y calidad de la leche empleada.Su pasta es dura y prensada. Tiene una textura granulosa y admite el corte cuando el queso es joven. Con la maduración se endurece, se rompe al cortarla y su color se intensifica. El sabor es excelente, dulce e intenso. Curado en bodega un mínimo de 18 meses.